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VILAGARCÍA DE AROUSA NA GUERRA DA INDEPENDENCIA
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Fomos o primeiro pobo do “Reyno de Galicia” en alzarse contra a invasión francesa no ano 1808. Con todo naquela terrible contenda houbo personaxes que contribuíron notablemente na defensa dos nosos territorios. Son xa dabondo coñecidos o Capitán de navío Brandariz ou o Capitán de Infantería Pardiñas. Con todo foi decisiva a actuación do Comandante da fragata Inglesa Libely Mr. George M’kinley, a quen se fai referencia no seguinte artigo. Fonte : "Periódico Compostelano" Agosto 1809.
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Relación de lo acaecido en Villagarcía desde el día 12 de Mayo de 1808 |
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Vilagarcía e a Guerra da Independencia: as causas das cousas |
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Vilagarcía contra la invasión Francesa |
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Vilagarcía de Arousa na Guerra da Independencia |
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A vinganza Francesa na Guerra da Independencia |
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Alocución ao Pobo do Alcalde Amadeo Brumbeck e sesión extraordinaria -1908 |
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Primeiro alzamento contra os franceses |
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Preparativos guerrilleiros |
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Inquietudes dos Vilagarciáns |
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Os franceses en Vilagarcía |
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A expulsión dos franceses |
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VILAGARCÍA, A PRIMEIRA SUBLEVACIÓN DE GALICIA CONTRA NAPOLEÓN
Varios dos artigos extraídos do libro editado polo Concello co título "Vilagarcía de Arousa na Guerra da Independencia"- Publicación conmemorativa do Bicentenario (1808-2008)
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Oficio da Xunta Superior de Galicia á intervención patriótica de Vilagarcia felicitándoa pola súa loita durante a invasión francesa Documento ano 1812. |
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"Ningún otro pueblo, ni grande ni pequeño, de Galicia puede disputar la prioridad en el alzamiento a Vilagarcía. A Coruña mismo no tomó acuerdo ninguno contra el invasor, hasta el 30 del mismo mes de mayo, a pesar de residir en ella la capital general del Reino".
Ante las inquietantes noticias de lo ocurrido en Madrid, el dos de mayo de 1808, Vilagarcía rompió el silencio de Galicia. Para el doce mayo, por acuerdo del Ayuntamiento con las personas principales de la villa y los curas párrocos de los pueblos vecinos, se convocó a todos los habitantes en la plaza del Mercado. Recoge el historiador local que "se proclamó por repetidas veces por Rey de España y de las Indias a Fernando VII, a la sazón (prisionero) en Baiona de Francia, cuya proclamación autorizó también eficazmente el capitán de navío de la Real Armada, don José Brandaris, comandante de Marina, con la bandera española en la mano, y con repetidos saludos de un cañón que se hizo traer al intento del puerto de Carril. Y todos a una vitorearon a S.M. y apellidaron la independencia de la tiranía francesa, siguiéndose a este acto majestuoso el alistamiento de todos los mozos presentes y la oferta y suscripción de muchos donativos de los pudientes". En el primer momento, estos levantamientos fueron actos de afirmación patriótica. Con el tiempo, acabarían sentando las bases de un hecho transcendental: abandonado el pueblo gallego a sus propias fuerzas por el poder central, tuvo que valerse de sus propios medios para organizar su defensa. Considera Bouza Brey que, a partir de este hecho, se fue fraguando el revulsivo que hizo tomar impulso al concepto de personalidad propia, corno pueblo diferenciado.
AQUELLA CIUDAD
Era, en los primeros años del siglo XIX, Vilagarcía un pequeño burgo, perteneciente a la provincia de Santiago. Contaba con 264 familias, que allegaban 1.500 habitantes, dedicándose los hombres a la pesca y a la navegación y las mujeres a hilar y a la salazón del pescado. Como capital que era, tenía concejo compuesto de alcalde mayor, cuatro regidores y un síndico y, dentro del municipio, estaban comprendidos los cotos de Trabanca Badiña, correspondiente al conde de Maceda, y el de Trabanca da Pedra, del monasterio santiagués de San Martín. "La pesca que anualmente era apresada, ascendía a ocho mil millares de sardina, que salaban las mujeres. Propiedad de sus vecinos, contaba el puerto con tres bergantines goletas, un quechemarin, cinco lanchas, seis botes y una minueta. La principal exportación consistía en cebollas para los demás puertos españoles, las cantidades de cuyo producto ascendían a mil millares anualmente. Sostenía, además, la industriosa villa una fábrica de curtidos, varias de sardina, telares de lanas y lienzos del país y hasta siete molinos que molían todo el año, seis para maíz y uno para trigo. Su mercado semanal y su plaza, diaria, eran celebrados como los más concurridos de productos, entre los del valle del Salnés, y solamente era de sentir que estuviese tan deteriorada la vereda que conducía a Santiago, que las mareas hubiesen deteriorado el puente de Vista Alegre, arreglado con tablas, por ser cortos los fondos de la villa y, en fin, que el puerto careciese de muelle, necesidad tan perentoria que, por ella, no arribaban a nuestro puerto la mayor parte de los barcos que entraban en la ría, con perjuicio del comercio de sus vecinos".
PRIMERAS NOTICIAS
Desde el día de la proclamación de la guerra "al francés", todos los medios se concentraron en preparar un ejército que oponer al invasor. En el mes de septiembre, la sensación del inminente comienzo de la guerra se hizo patente al dirigirse, el día seis y desde la capital de la provincia; un llamamiento a los municipios de Carril y Vilagarcía para que "se recojan y remitan todas las esteras que hubiese en los almacenes para enfardar los vestuarios que iban para el Ejército". El día 23, Santiago acuerda dirigirse a los justicias locales para que "eviten la emigración o fuga los mozos útiles". La entrada de las tropas francesas acabará aconteciendo por los primeros días de enero de 1809, al disponer Napoleón que los generales Ney, duque de Elchigen, y Soult, duque de Dalmacia, atacasen al ejército inglés, aliado entonces de España, que trataba de embarcar en A Coruña. Ni dos semanas tardaron las tropas francesas en apoderarse el 17 de enero de Santiago. Este avance sobre la capital habla traído los primeros síntomas de temor a los vilagarcianos: el día 13, vecinos de Padrón llegaron huyendo, trayendo consigo pertenencias y muebles Temerosos de que el pueblo fuese ocupado, hubo vecinos que emprendieron la huida hacia lugares más seguros. Dos de ellos fueron don José Antonio Vázquez y Betancourt y su hija Joaquina, que marcharon hacia Redondela, llevando consigo —"contra su voluntad y fuerza"—, por encargo de los capellanes, las alhajas de la Virgen del Rosario y la corona de Santa Eulalia. Por noticias del doce de abril, se supo que las joyas pasarían a manos francesas al quedar embarrancada la lancha que transportaba los muebles y equipajes de la familia, cuando pretendían escapar de Redondela tras la batalla de Ponte Sampaio.
PREPARATIVOS
Nada más saberse de la entrada en Galicia de las tropas napoleónicas, el comandante Brandaris empezó a consolidar la formación de "un cuerpo de ejército, con la gente que había acudido a la proclamación del doce de mayo: serian 100 soldados de tropa de línea, que instruirían a la gente, evitarían desórdenes y establecerían la subordinación de mando como factor indispensable del éxito. Dispuso el comandante la formación de dos avanzadillas, una a la altura del Pousadoiro y otra en la de la Sinagoga, según viniesen los franceses de la parte de Caldas o de Padrón. Se buscaron armas entre los particulares y en los comercios y no faltaron hasta cañones para emplazar en los dos lugares estratégicos.
La tercera decisión de Brandaris —relata Bouza Brey— fue "solicitar ayuda de los ingleses, mandando, el mismo día 27 de febrero, tres lanchas a la costa de Portugal y Finisterre, con pliegos para entregar al comandante del primer buque de guerra inglés que hallasen, dándoles noticias de la insurrección contra los franceses, en esta parte de Galicia, y pidiéndoles armas, municiones y cuantos auxilios pudiesen. Afortunadamente, la lancha patroneada por José Benito Aro encontró, en aguas de Finisterre, la fragata "Libelly" que envió barriles de pólvora, fusiles y cartuchos, así como a un oficial para averiguar el estado del país, en cuanto a armamento e insurrección". Esta petición de auxilio internacional fue solicitada el mismo día en que "la necesidad del ejército francés de reunir caudales con que poder subvenir a sus gastos hizo que la depositaria de rentas reales diese orden para que los fondos existentes en Vilagarcía fuesen enviados a Compostela. A la ejecución de esta orden se opuso terminantemente el pueblo vilagarciano, amotinándose el 27 de febrero, día señalado para el traslado del dinero, cuya salida se impidió, dirigiéndose todos los amotinados a la casa del comandante Brandaris, para que arreglase el armamento y aceptase el nombramiento que, por aclamación se le hacía, de jefe de aquel improvisado movimiento popular".
LA VENGANZA
"Entretanto, las dos guerrillas de los puestos avanzados de Sinagoga y Pousadoiro, unidos a los vecinos de Cuntis, prestaban grandes servicios, atacando a los franceses que pasaban por el camino entre Pontevedra y Santiago, haciendo diariamente prisioneros y cogiendo espias y correspondencia, con lo cual, entusiasmados, no siguieron las indicaciones de Brandaris, que quería hacer un más numeroso cuerpo de ejército, sin provocar hasta entonces la ira del enemigo, que los destruiría cuando aún estaban en formación. "Así sucedió. El día cuatro de marzo, pasando por Caldas de Reis un gran carruaje fuertemente escoltado por 400 franceses, fue atacado en el puente Barrosa por dos partidas, mandadas por el cadete del Batallón Literario, don Benito Godoy y Araújo, matando más de 300 franceses e hiriendo a muchos, episodio que determinó que de Santiago saliesen, en la madrugada del día seis, 800 soldados contra Carril y Vilagarcía, dispuestos a vengarse de lo acontecido. "Don José Brandaris estaba en el Pousadoiro y este puesto se encontraba tan bien guardado, cuando estaba
desguarnecido el de la Sinagoga, por lo cual, enterados por espías de ello, los franceses decidieron atacar a éste. Envió Brandaris a reforzarlo a su hijo, que era subteniente del Batallón de Literarios, el cual encontró a su llegada ya forzada la resistencia de las guerrillas, limitándose a entretener a los franceses en combate, para dar tiempo a que Carril, Vilagarcía y las aldeas inmediatas se pusieran a salvo". Forzado el paso de la Sinagoga, los franceses pasaron a San Ginés de Bamio, donde dejaron un rastro de 23 muertos. Entre ellos el cura párroco, al que atravesaron con una lanza, "quedando, en la pared de la rectoral, por mucho tiempo, impresas las huellas de la sangre que brotó de su herida".
En Carril, los vecinos intentaron huir, refugiándose en Cortegada. Sin embargo, algunas de las lanchas fueron alcanzadas por el fuego de la fusilería francesa. En la partida de defunción del archivo parroquial consta que a Isabel de Canaval "la mataron a balazos los franceses el seis de marzo de este presente año de 1809, cuando entraron en esta villa a quemarla y saquearla y fue sepultada en la capilla de Nuestra Señora de Cortegada". Según Bouza Brey, "el destacamento invasor había salido de Santiago a la una de la madrugada y consta que, en menos de doce horas, hicieron la jornada entera. Se deduce que, a pesar de los robos y depravaciones, debieron entrar en Vilagarcía en las primeras horas de la tarde de ese día seis de marzo". En el ataque a la villa fueron muertas 15 personas y quedaron reducidas a cenizas la casa rectoral, el ayuntamiento y la cárcel. "Se ha conservado el recuerdo que los franceses no pasaron del lugar de Figueirido en la parroquia de Sobradelo, pues no quisieron exponerse a las iras de los pueblos asolados que iban dejando atrás, viniéndose la noche encima. Autor : Fermín Bouza Brey
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Por Manuel Suárez Fuentes
En los primeros años del S. XIX, contaba Vilagarcía con unos 1500 habitantes. Los hombres se dedicaban a la pesca y a la navegación, mientras que sus mujeres, se dedicaban a hilar y a la salazón de la sardina.
En aquellos años ya era capital de la provincia marítima de su nombre, con completa jurisdicción en cinco distritos. A su frente, tenía a un Capitán de Fragata, que era su Comandante; un Segundo, un Contador, cuatro Cabos de Mar, un Auditor, un Escribano, tres Procuradores, un Portero y un Alguacil
Su Ayuntamiento estaba formado por el Alcalde Mayor, cuatro Regidores y un Síndico, como capital de su municipio, que comprendía dos cotos: Trabanca Badina, correspondiente al Conde de Maceda y el coto de Trabanca da Pedra, del Monasterio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela.
Su puerto y el de Carril, contaban con gran fama de ser, al lado de Vilanova y a Pobra, lugares de" gran pesquería de ostra"... según contaba en sus relatos el Licenciado Molina, ya en el S. XVI; que decía:"... con estas grandes cantidades de ostras, que transportan por tierra, fornecen la Mesa Real y proveen de ellas a toda Castilla...".
También nos cuenta que:"... La pesca que anualmente es apresada en el puerto de Vilagarcía, asciende a ocho mil millares de sardina, que salan sus mujeres..."
Todavía continua explicándonos que el puerto de la villa cuenta con:"... tres bergantines-goletas, un quechemarín, cinco lanchas, seis botes y una minueta, que son propiedades de sus vecinos...", sigue diciendo:"... es muy importante la exportación de cebollas, desde su puerto para los demás puertos españoles, en cantidades superiores a los dos mil millares anuales de este producto..."
"Sostiene además esta industriosa villa, una fábrica de curtidos, varias de sardina, telares de lanas y lienzos del país y, hasta siete molinos que muelen todo el año, seis de ellos para maíz y uno para trigo...".
Luego nos habla del mercado semanal y destaca su gran importancia y hace, también, mención de lo bien abastecida que estaba siempre su plaza diariamente, etc.
Destaca que:"... es una pena que el puerto carezca de muelle, necesidad tan perentoria, ya que por ello no arriban al puerto los barcos que entran en la ría, con perjuicio del comercio de sus vecinos...".
Este era el ambiente de tranquilidad que reinaba en la Vilagarcía de principios del s.XIX
Pero, al llegar los primeros días de Mayo de 1808, se conocen las atrocidades que realizaba Murat en Madrid... Entonces, según decía un cronista de la época, "Vilagarcía rompe el silencio y la inacción que tiene Galicia...".
El Ayuntamiento se puso de acuerdo con las principales personas de la villa y convocó a los curas párrocos de las parroquias y pueblos vecinos con sus feligreses, para el día 12 de Mayo de ese fatídico año de 1808... y ya, todos reunidos en la " Plaza del Mercado" (hoy, debido a esa gesta, la conocemos como: "Plaza de la Independencia" ) proclamó repetidas veces por Rey de España y de las Indias a Fernando VII - en ese momento ya preso en Bayona (Francia).
Eficazmente autorizó esta proclamación, el Capitán de Navío de la Real Armada D. José Brandariz, Comandante de Marina de nuestra Comandancia, quién, con la bandera española en la mano y con repetidas salvas de saludas de un cañón - arma que mandó traer con este motivo, del puerto de Carril - hizo vitorear todos a una: ¡...Viva Fernando VII! ¡Muera Napoleón Bonaparte¡... y proclamaron la "independencia de la tiranía francesa"...
Este acto deja claro que, ningún otro pueblo, puede disputar la prioridad en este alzamiento a Vilagarcía... La Coruña, a pesar de residir en ella la Capitanía General del Reino, no tomó acuerdo ninguno en contra de los invasores, hasta el día 30 de ese mes de Mayo.
Ante la inminencia de la guerra, se trató en todo el país gallego de arbitrarse un ejército, para oponerse al invasor. Desde Santiago de Compostela, en aquel entonces capital de la provincia, de la que Vilagarcía formaba parte, se recibían órdenes de apremio a tal objeto. Así, el Ayuntamiento de Santiago, en sesión de 6 de Septiembre, acuerda dirigirse a los de Carril y Vilagarcía, para que dispongan, recojan y remitan: ...todas las esteras que haya en los almacenes, para enfardar los uniformes que se destinarán a los ejércitos...". |
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